El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición neurodivergente que implica desafíos en la comunicación social, comportamientos repetitivos y sensibilidades sensoriales únicas.
Las personas con TEA pueden experimentar episodios de descompensación: un estado de desregulación emocional o conductual desencadenado por factores como el estrés, la sobrecarga sensorial o la falta de apoyos adecuados. Este fenómeno, respaldado por investigaciones recientes, pone de manifiesto la necesidad de entornos inclusivos, especialmente en el ámbito educativo. En este artículo, exploramos brevemente la descompensación en el autismo integrando evidencia científica y analizando críticamente el sistema educativo moderno, con un enfoque específico en la crisis del modelo educacional chileno.
Descompensación en el Autismo: evidencia científica reciente
La descompensación en el TEA se refiere a una respuesta aguda al estrés o a estímulos abrumadores, que puede manifestarse en crisis emocionales, comportamientos disruptivos o retraimiento. Estudios recientes, como los de Mazefsky (2021), han identificado que la desregulación emocional en personas con TEA está vinculada a una menor tolerancia al cambio y a una hipersensibilidad a estímulos ambientales.
Estas respuestas no son meramente conductuales, sino que tienen una base neurobiológica, con alteraciones en la amígdala y la corteza prefrontal que afectan la regulación emocional.
Un estudio publicado en Journal of Autism and Developmental Disorders (2023) encontró que los entornos escolares mal adaptados, con alta exigencia social y falta de ajustes sensoriales, son factores clave en la descompensación. Por ejemplo, la exposición prolongada a ruidos intensos o la presión por cumplir con normas sociales neurotípicas puede desencadenar crisis -como ya hemos visto- de manera frecuente. Además, investigaciones como las de Kerns et al. (2022) destacan que el apoyo proactivo, como la implementación de estrategias de regulación emocional y espacios seguros, reduce significativamente estos episodios.
El sistema educativo moderno: una crítica desde el TEA
El sistema educativo moderno, diseñado bajo paradigmas estandarizados, a menudo ignora las necesidades de estudiantes con TEA. La lógica de mercado, que prioriza la eficiencia y los resultados cuantificables, ha generado entornos escolares rígidos y alejados de ideas sensibles, cariñosas o enternecedoras que exacerban la descompensación. En este contexto, el modelo educativo chileno, caracterizado por su enfoque neoliberal de mercado, sirve como un caso paradigmático de estas falencias.
Chile implementó en los años 80 un sistema de vouchers que promovió la competencia entre escuelas, con financiamiento basado en la matrícula. Este modelo, según Bellei (2015), ha profundizado aceleradamente la segregación socioeconómica y educativa, limitando el acceso a una educación inclusiva de calidad para estudiantes con TEA. La Ley de Inclusión de 2015 buscó revertir prácticas como la selección escolar y el lucro, pero su implementación ha sido insuficiente, dejando a muchas escuelas sin recursos para adaptarse a las necesidades de estudiantes neurodivergentes.
Un estudio cualitativo de 2020 (Scielo Chile) sobre las experiencias educativas de jóvenes con TEA en Chile, reveló que los docentes carecen de formación específica en autismo, lo que resulta en una atención inadecuada y en un aumento de la descompensación. Las madres entrevistadas reportaron que los entornos escolares, con aulas sobrepobladas y falta de ajustes, son percibidos como hostiles por sus hijos, lo que refuerza el estrés y la exclusión.
La crisis del modelo educacional chileno
Evidenciada por las movilizaciones estudiantiles de 2006 y 2011, refleja un modelo en bancarrota que no solo falla a los estudiantes neurotípicos, sino que margina aún más a aquellos con TEA. Según Cornejo Chávez (2024), el sistema de vouchers ha priorizado la rentabilidad sobre la equidad, resultando en escuelas con recursos desiguales y una incapacidad estructural para implementar programas de inclusión efectivos. Este modelo, descrito como un “experimento neoliberal”, ha sido criticado por la OCDE por su incapacidad para garantizar calidad educativa universal.
En el caso del TEA, la falta de políticas públicas coherentes agrava la situación. La Política de Reactivación Educativa Integral “Seamos Comunidad” (2022) postpandemia incluyó medidas para abordar la salud mental y la reinserción escolar, pero su presupuesto (0,008% del PIB) es insuficiente para enfrentar las necesidades de estudiantes con TEA, quienes requieren apoyos especializados como terapeutas ocupacionales o espacios de regulación sensorial. Como indica la tendencia, las sociedades neoliberales tienden a no invertir sus recursos en programas educativos a largo plazo
Propuestas
Para mitigar la descompensación en estudiantes con TEA y superar las limitaciones del sistema educativo, se proponen las siguientes estrategias claves:
- Formación docente especializada: Los docentes deben recibir capacitación en TEA, enfocándose en estrategias de regulación emocional y ajustes sensoriales.
- Financiamiento equitativo: Reemplazar el sistema de vouchers por un modelo de financiamiento basal que garantice recursos para la inclusión en todas las escuelas. Implica un plan sistémico en donde se aumenten significativamente las asignaciones de recursos estatales y privados, especialmente en ámbitos educativos y de salud mental.
- Espacios seguros: Implementar aulas de regulación sensorial y protocolos para gestionar crisis de descompensación.
- Participación comunitaria: Involucrar a familias y estudiantes en el diseño de políticas educativas, asegurando que las necesidades de los estudiantes con TEA sean priorizadas.
La descompensación en el autismo no es solo un desafío individual, sino un reflejo de las fallas de los sistemas educativos modernos, particularmente en contextos como el chileno, donde el modelo neoliberal ha priorizado el mercado sobre la inclusión. La evidencia científica reciente subraya la importancia de entornos adaptados y apoyos proactivos para prevenir estos episodios. Sin embargo, la crisis del sistema educativo chileno, marcada por la segregación y la falta de recursos, obstaculiza estos avances. Un cambio hacia un modelo inclusivo, equitativo y centrado en las necesidades de todos los estudiantes es urgente para garantizar que los jóvenes con TEA puedan prosperar.
Descompensaciones en el autismo: crítica al modelo
El autismo es una condición del neurodesarrollo que se manifiesta en una diversidad de experiencias sensoriales, cognitivas y sociales. En muchos casos, las personas dentro del espectro autista (TEA) pueden experimentar crisis o descompensaciones—episodios de intensa angustia que, en algunos contextos, se expresan mediante conductas percibidas como violentas. Sin embargo, estas respuestas no son inherentes al autismo, sino que son, en gran medida, el resultado de un entorno inadecuado, especialmente en sistemas educativos rígidos y poco inclusivos, como es el caso del sistema imperante en Chile.
En sociedades neoliberales como la chilena, donde la educación está altamente mercantilizada y la inclusión es más un discurso que una práctica, las descompensaciones en estudiantes autistas son frecuentemente malinterpretadas y reprimidas, en lugar de abordarse desde un enfoque comprensivo y de derechos humanos. Este artículo analiza críticamente este fenómeno, revisando evidencia científica y casos recientes que exponen las fallas del sistema.
1. Las descompensaciones en el autismo: ¿Violencia o respuesta al entorno?
Las llamadas “crisis de conducta” en personas autistas suelen ser reacciones a situaciones de sobrecarga sensorial, frustración comunicativa o falta de adaptación del entorno. Estudios como los de Kanne & Mazurek (2011) muestran que la agresión en el autismo rara vez es premeditada, sino más bien una respuesta extrema al estrés acumulado.
En el contexto escolar, estas descompensaciones se agravan cuando:
- No hay ajustes sensoriales (aulas ruidosas, luces fluorescentes, falta de espacios de calma).
- Falta de formación docente en estrategias neuroafirmativas.
- Presión académica excesiva, típica de sistemas educativos competitivos.
Un informe de la Red Espectro Autista Chile (2023) señala que más del 60% de las familias de niños autistas reportan que sus hijos han sufrido episodios de crisis en la escuela debido a la falta de apoyos adecuados.
2. El Sistema educativo neoliberal y su fracaso en la inclusión real
Chile es un ejemplo claro de cómo el modelo neoliberal ha convertido la educación en un bien de consumo, donde los estudiantes con necesidades educativas especiales (NEE) son vistos como un “problema” que requiere ajustes mínimos para no alterar el funcionamiento estándar del sistema, que se basa en su rentabilidad.
a) Segregación Encubierta
Aunque existen programas de integración (PIE), estos suelen ser insuficientes. Un estudio de López et al. (2022) encontró que muchos colegios chilenos aplican medidas reactivas (como suspensiones o derivaciones a escuelas especiales) en lugar de realizar adaptaciones curriculares y sensoriales.
b) Sobrecarga de Profesionales
El sistema PIE opera con ratios inadecuados (un psicólogo o educador diferencial para decenas de estudiantes), lo que imposibilita un acompañamiento personalizado, cuestión ideal y respaldada por la evidencia científica vigente.
c) Criminalización de las crisis
En casos extremos, se ha llegado a involucrar a Carabineros en episodios de desregulación emocional en niños autistas, como ocurrió en un colegio de Santiago en 2021, donde un niño de 10 años fue inmovilizado por personal policial tras una crisis.
3. Casos recientes en Chile: cuando la exclusión genera trauma
- Caso de Tomás (2023, Valparaíso): Un niño autista de 8 años fue expulsado de su escuela tras múltiples crisis, sin que se implementaran apoyos visuales o rutinas estructuradas. Su familia denunció discriminación ante la Superintendencia de Educación.
- Estudio de la Universidad de Chile (2024): Reveló que el 45% de los estudiantes autistas en escuelas regulares han sufrido algún tipo de restricción física (como “abrazos terapéuticos” forzados) durante crisis, una práctica cuestionada por expertos en neurodiversidad.
4. Hacia un Modelo Educativo Neuroafirmativo
La evidencia científica respalda que las descompensaciones disminuyen significativamente en entornos que:
✅ Implementan diseño universal para el aprendizaje (DUA).
✅ Capacitan a docentes en enfoques no coercitivos.
✅ Priorizan la regulación sensorial (aulas silenciosas, uso de pictogramas, tiempos flexibles).
Países como Canadá y España han avanzado en protocolos basados en la prevención, no en la contención. Chile, en cambio, sigue anclado en un modelo punitivo que patologiza la diferencia.
Conclusión: La violencia no es del autista, sino del sistema
Las descompensaciones en el autismo no son un problema individual, sino el síntoma de un sistema educativo que prioriza la eficiencia neoliberal sobre el bienestar neurodiverso. Mientras Chile no aborde las desigualdades estructurales de su modelo escolar, seguirá fallando a los estudiantes autistas, culpabilizándolos de su propio sufrimiento.
La inclusión real no es un gasto, es un derecho.
Referencias
- Kanne, S. M., & Mazurek, M. O. (2011). “Aggression in children and adolescents with ASD: Prevalence and risk factors”. Journal of Autism and Developmental Disorders.
- López, V. et al. (2022). “Exclusión escolar en estudiantes con TEA: Un análisis crítico del sistema chileno”. Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva.
- Red Espectro Autista Chile (2023). Informe sobre crisis conductuales y falta de apoyos en escuelas.